Cuando se trata de sostenibilidad, ninguna acción es pequeña, sin embargo, también es cierto que nunca será suficiente.

Como organización, adoptamos de manera formal nuestro compromiso hacia el desarrollo sostenible desde hace más de una década.

A lo largo de este tiempo, hemos estudiado e implementado diferentes estándares y modelos de referencia, que nos han permitido ampliar nuestro nivel de entendimiento de esta filosofía, y nos han brindado herramientas para integrarla a la esencia de nuestra organización.
Hoy en día, son muchos los retos que tenemos frente a nosotros en los ámbitos económico, social y medio ambiental.

Una de las ventajas es que contamos con un histórico de nuestro desempeño, tenemos metas claras y rutas específicas por recorrer. Como siempre he repetido: necesitamos un enfoque para que los esfuerzos no se pulvericen.

Para Ripipsa, ese enfoque está plasmado en nuestro estudio de materialidad, en el que definimos aquellos aspectos en los que podemos generar un mayor impacto y que, a su vez, atienden las necesidades y expectativas de nuestros grupos de interés: el crecimiento económico, acompañado de condiciones dignas y equitativas para nuestros colaboradores, el desarrollo de nuestra cadena de valor y la promoción de la integridad en los negocios; la contribución a nuestra comunidad mediante nuestra causa social: la educación, y la compensación de nuestros impactos en el medio ambiente. Todo ello está alineado a nuestro último ejercicio de planeación estratégica e integrado en nuestro modelo de negocio.